Sacrifice

Estaba sentado en aquella silla arrinconada del centro comercial, miraba a la gente que caminaba desesperada por comprar cualquier cosa que pudiera dar sentido a la Navidad y dejarles en la boca un dulce sabor a generosidad. Bolsas anunciaban intercambios, regalos, encuentros. Aquel hombre, con un café en una mano y un cigarrillo en la otra, sólo miraba mientras descansaba, también estaba en su faena de comprar.

Cerca de la silla, una tienda de discos ponía una canción que no era de Navidad, alguien seguramente quería probar lo que compraba. Era Sacrifice, Sinead O´connor sonaba como un terciopelo que le rozaba la piel y le generaba un morbo sutil, escalofrío y desvanecimiento.

Quería asirse a cada nota y a cada silencio, se veía disolviéndose en el pentagrama, dándose la vuelta, dejando las terminaciones nerviosas de la piel hacia afuera, sentía que sus ojos eran arrastrados en patas de turpiales y miraban todo desde arriba. Sentía su lengua siendo cortejada por un pez, que suavemente le abría camino al fondo del mar, donde el azul se convierte en negro, y por fin hay silencio, y se saborea un pedazo de planeta libre de conceptos, una dimensión absolutamente desconocida por él.

En ese delirio quería que sus manos, con todos sus huesos y músculos al aire libre, recorrieran las cortezas de los árboles transportadas por miles de diminutos insectos hacia sus escondites, así le contarían sus secretos, esos que de otra manera jamás se enteraría, ellos hablarían sin miedo porque sus manos, inmóviles, no serían un riesgo para ninguna hormiga o para ningún bachaco.

Con suerte, sus rodillas podrían encontrarse con un río y andar aguas abajo, sin el dolor del movimiento, sino con la serenidad del abandono, tal vez así se haga parte de cada bruma, de cada choque con una piedra, de cada caída de agua, o de cada pozo que se estanca por momentos, y que por momentos es revivido por la corriente.

Silencio, de un golpe las voces de la gente cayeron sobre él y con ellas todas las partes de su cuerpo volvieron al mismo lugar, y también los conceptos.

GLMV / Enero 2010

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