Miedo

De niño me daba miedo la oscuridad, pensaba que podría salir cualquier cosa de las sombras: una mano que me tomara por el cuello o por los tobillos, o unos ojos rojos que parpadearan mirándome…
Siempre con el miedo me pasaba lo mismo: me escondía, bajaba el ritmo de la respiración, me ponía en estado de alerta, esperaba y en esa espera me moría poco a poco. Entonces aprendí a temerle al miedo, era algo real que hacía el mismo efecto que algo irreal, el efecto de la mano o de los ojos rojos que parpadeaban mirándome.
GLMV / 1995


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